HIGUER EDUCATION 19 CENTURY
Europa,
ese gran sueño enfocado a una convivencia entre países, por la paz
y la armonía. Desde que en 1945 se dan los primeros pasos hacia ese
nirvana, no han cesado los avances unificadores. Se comenzó por el
carbón y el acero, y poco a poco se han ido conquistando la mayoría
de los espacios que antes eran propios de cada país, en pro de una
Europa unida y sin fronteras interiores. En la demolición de
fronteras la educación ha sido un objetivo fijo desde que en 1988
los Ministros de educación de Francia, Alemania, Italia y Reino
Unido germinaron el desarrollo de un Espacio Europeo de Educación
Superior. Se establece oficialmente con la Declaración de Bolonia en
1999.Actualmente, 47 son los países que integran el EEES.
El
núcleo duro: crear un espacio sin barreras a la movilidad de
estudiantes, profesores, graduados e investigadores y la
compatibilidad de los respectivos estudios entre los países bajo el
acuerdo Bolonia. Resultado: un traspaso a la práctica caótico,
falta de información, falta de consciencia popular. Solución: una
intencionalidad transparente y sobre todo el objetivo propio de una
educación de nivel, donde sean las piezas objeto del experimento
(los estudiantes) participes e integrantes del proyecto.
Entrando
en una comparación a grosso modo entre el antiguo plan de estudios y
el nuevo, encontramos diferencias respecto a la estructura de las
carreras y sus componentes: en Derecho, antes se cursaban 5 años
(primer y segundo ciclo), ahora son 4 años (el primer ciclo) y 2 el
máster de especialización (segundo ciclo); una nueva metodología
donde según su página informativa, el estudiante es el
protagonista….
Y
tras esta exposición general paso a exponer mi visión personal y
libre sobre lo que acontece.
Desde
mi perspectiva, este innovador proyecto unificador llamado
vulgarmente “Bolonia” no es más que otro paso notable hacia la
ignorancia.
Comenzamos
con algo de dinamita en la E.S.O y sus cursos de DIVER-sificación,
seguimos con armas de destrucción masiva en Bachillerato y
culminamos con bomba atómica en los estudios superiores. Quizás las
mentes soñadoras y conspiradoras de las clases subyugadas sean
demasiado alarmistas y desconfiadas al reflexionar sobre el interés
de esa cúspide en “atontar” al proletariado, pero desde luego
motivos no faltan para caer en esa cuenta.
¿Acaso
ha sido un fracaso los estudios anteriores? ¿Acaso el BUP no era lo
suficientemente bueno? No es cuestión de cuan buenos sean los
métodos y las formas sino de cómo se van creando generaciones de
personas acomodadas en portátiles gratis, PowerPoint y esas cosas
tan “modernas” que limpian la cara a las viejas estructuras que
tantos formidables profesionales han dado, eso sí, formalmente es
todo nuevo y mejor (incluidos los precios totales, que tras muchos
rodeos matemáticos, solo encarecen). El nivel de exigencia al
alumnado se adapta a las necesidades de un sociedad estudiantil "ni
ni", en este caso, ni se estudia ni se trabaja. Jóvenes que no
compiten, que no ejercitan la memoria, que en conclusión, no tienen
un hábito de estudio previamente adquirido. Con vistas a un futuro
graduado que abrirá puertas en ese mundo tan amigable como es el
laboral.
La
gran paradoja se da, cuando en un estado capitalista, son las propias
personas constitutivas de él las mismísimas mercancías. Con este
nuevo sistema de grados, y con estos continuos ataques a la educación
se desvalora el título universitario. Anteriormente, alguien con una
carrera era un ser respetable y que tenía abierta las puertas al
mercado laboral por su exquisita formación, ahora, para un solo
puesto hay cientos de personas con la misma cualificación. Se pasa
así a la sociedad fungible, donde si uno no funciona o no cumple con
un estupendo contrato basura, cogen a otro que esté dispuesto, y fin
del espectáculo.
Y
si, quizás y solo quizás, las intenciones de nuestros gobiernos
sean puras y completamente inocentes, aunque una implantación a la
sombra no ayuda a la confianza. Los estudiantes de esta facultad, la
de derecho, se encontraron con cambio de plan de estudios sin más,
sin conocer fundamentos, objetivos...solo lo justo y necesario. Y es
que Bolonia intenta llevar a cabo su principio de “sino nos sirve
no hay que saberlo”, hasta el punto en que los alumnos solo debían
saber aquello que les fuese útil incluso del propio proyecto.
Asignaturas anuales partidas en dos, compresión de materia,
eliminación, tiempo limitado....Realmente en nuestra facultad, y
siempre bajo mi humilde punto de vista, se lleva a cabo la formalidad
pero no hay una consciencia de nuevos principios y del significado
del proyecto en sí. Como estudiante de grado, y tras captar
información oficial sobre el plan nuevo, veo como profesores
intentan de una forma lo menos llamativa posible camuflar el antiguo
régimen bajo la nueva apariencia. Serán necesarios más años y más
iniciativas reales para que lo que es en sí Bolonia, un proyecto
formalmente europeísta, se lleve a cabo con consciencia de hecho.
Y
es que sí, el proyecto en esencia es prometedor. Abrir fronteras a
la educación. Una Europa cada vez más unida. Unos mismos principios
para todos: movilidad y empleabilidad. Pero obviamente su ejecución
es bastante nefasta. En algunos casos, por propia experiencia,
algunas asignaturas hacen uso de esa parte del horario lectivo del
estudiante destinada a poner en práctica los conocimientos
adquiridos ,sin realmente haberlos adquirido previamente, y con
trabajos que solo son humo frente al valor completo de un examen
final. Se arroja parte de la materia a la mera visualización de
varios PowerPoint a través de la enseñanza virtual (plataforma
destinada a la comunicación entre profesor alumno con diversas
funcionalidades) por la gran falta de tiempo que conlleva el corte de
las antes asignaturas anuales. Ni los profesores desempeñan así su
función, la de enseñar sus conocimientos, ni los alumnos cumplen
sus objetivos de aprendizaje. Este es solo un ejemplo que muestra
como este sistema aun verde falla, y es normal, ocurre con todo
aquello que se establece sin mucho miramiento y conciencia.
Pero
aun podemos respirar tranquilos, con el grado, nuestra formación
culmina en tan solo cuatro años (para no desmotivar a las jóvenes
promesas). Pero ¿Que tenemos en nuestras manos tras esos cuatro
años? Mero papel de fumar. Precisaremos del salvador, el máster de
especialización, porque eso sí, han pensado en todo. ¿Problema? Su
precio, muchísimo mayor que el de un antiguo máster. Solución:
créditos con la entidad asociada a la facultad .Como antes
dije....pensaron en todo. Es muy normal cuando a principios de curso,
uno llega ilusionado a su iniciación universitaria y lo primero que
ve es al personal de turno intentando crear adeptos a la entidad
bancaria que representa y que obviamente tiene sede en tu
universidad. Universidad pública la llaman.
Aquí
pongo el broche a esta exposición subjetiva y personal, que de
ningún modo refleja una realidad absoluta y quizás ni parcial, es
solo una de mis posibles realidades como alumno. Y sin dudarlo
demasiado, y tras lo que según creo esconde el Plan Bolonia y su
privatización, si debiera escoger una frase concluyente, diría: En
la educación, como en la moda, todo vuelve.
C by C
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